martes, 6 de mayo de 2014

Platero la primavera

     XXV
   LA PRIMAVERA


        ¡Ay, qué relumbres y olores!
       ¡Ay, cómo ríen los prados!

En mi duermevela matinal, me malhumora una endiablada chillería de chiquillos. Por fin, sin poder dormir más, me echo, desesperado, de la cama. ¡Ay, qué alboradas..., al mirar el campo por la ventana abierta, me doy cuenta de que los que alborotan son los pájaros. Por doquiera, el campo se abre en estadillos, en crujidos, en un hervidero de vida sana y nueva.

Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una inmensa y cálida rosa encendida.



 

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